Galtieri desafía a Gran Bretaña: "¡Si quieren venir, que vengan!"


The Times, 11 de abril de 1982.

Por nuestro corresponsal en Buenos Aires

En una escalada dramática de la crisis de las Malvinas, el presidente argentino, Leopoldo Galtieri, ha desafiado abiertamente a Gran Bretaña, declarando ante una multitud enardecida en la Casa Rosada: "¡Si quieren venir, que vengan, les presentaremos batalla!". Estas declaraciones beligerantes se produjeron tras una reunión tensa con el secretario de Estado estadounidense, Alexander Haig, quien intentó mediar en el conflicto.

Haig, acompañado por Vernon Walters, advirtió a Galtieri de la superioridad militar británica y de las graves consecuencias que acarrearía una confrontación armada. Sin embargo, el líder argentino se mostró desafiante, ignorando las advertencias y reafirmando la soberanía argentina sobre las islas.

Fuentes cercanas a la delegación estadounidense revelan que Galtieri se mostró inflexible, insistiendo en mantener un gobernador argentino en las Malvinas, una condición inaceptable para el gobierno británico. La falta de voluntad para negociar por parte de Galtieri ha dejado a la comunidad internacional preocupada por la inminencia de un conflicto armado.

Desconocimiento de la capacidad británica

Existe una creciente preocupación sobre el desconocimiento de los jefes militares argentinos de la capacidad y profesionalismo de las Fuerzas Armadas británicas. A pesar de las advertencias de Haig, Galtieri parece subestimar la determinación de la primera ministra Margaret Thatcher y la capacidad de respuesta militar británica.

Mientras tanto, en Londres, el gobierno británico ha reiterado su determinación de defender la soberanía de las Malvinas y ha advertido a Argentina de las graves consecuencias de cualquier acción militar. La tensión aumenta a medida que la flota británica se acerca a las islas, lo que aumenta la posibilidad de un enfrentamiento militar.

La comunidad internacional observa con preocupación el desarrollo de los acontecimientos, temiendo que la intransigencia de Galtieri pueda llevar a un conflicto innecesario y devastador.

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