EL FANTASMA AMENAZA A LA POLICÍA
Por: Robert Evans, Corresponsal de Interior
24/04/1982. HAVERFORDWEST, GALES – La masiva caza al hombre para capturar a los terroristas responsables de la emisión de radio sediciosa en Pembroke ha tomado un cariz siniestro y profundamente personal. La célula, "Llais y Ddraig", no solo es buscada por traición en tiempos de guerra, sino que ahora es la principal sospechosa, según fuentes de alto nivel en Scotland Yard, de la reciente y audaz desaparición del Mayor de la Bundeswehr, Klaus Richter, un oficial de la OTAN que participaba en ejercicios militares en la zona.
Con el paradero del Mayor Richter siendo desconocido, la amenaza que representa el líder fugitivo, Iwan 'Llais' Griffiths, se ha multiplicado. En una escalada sin precedentes, Griffiths ha dejado un mensaje directo y amenazante al Detective Inspector del Special Branch que dirige la operación, Rhys Price.
El incidente, que ha enviado una onda de choque a través de las fuerzas de seguridad, ocurrió durante la noche del pasado martes. El Detective Inspector Price descubrió, al salir de su domicilio, una nota clavada con una navaja en la puerta de su cobertizo. La nota contenía una única frase en galés: "Nid yw'r mynyddoedd byth yn anghofio" — "Las montañas nunca olvidan". Para aumentar el cariz intimidatorio, junto a la nota se encontró una vaina de cartucho vacía de calibre 7.62mm, munición utilizada por los fusiles de asalto AK-47 que la célula empleó durante el tiroteo en "Radio Penfro".
Una fuente interna ha calificado el acto como "una escalada audaz y arrogante". "Esto no es solo una amenaza", declaró la fuente, "es la firma de un grupo que cree tener en jaque al Estado, reteniendo a un oficial extranjero y moviéndose con impunidad para llegar hasta la misma puerta de quien los persigue".
El suceso alimenta la creciente leyenda de Iwan Griffiths, a quien algunos en las remotas comunidades galesas ya apodan "El Fantasma de Preseli". Mientras la policía peina las colinas en busca de los fugitivos y de cualquier pista que lleve al Mayor Richter, Griffiths ha demostrado que su guerra no se libra únicamente con balas, sino también con el miedo.
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